Estoy en la costa y aún no he podido pasear por la playa, lo cierto es que ni siquiera he ido a ver mi mar y no será porque no lo necesito, que me hace más falta que nunca Dios lo sabe, pero es por falta de tiempo, de tiempo si, gracias a Dios que ahora estoy lo suficientemente ocupada con mi trabajo porque en estos momentos tan duros de profundo dolor, es lo que más me ayuda.
Pediría que no me faltara pero tengo mis temores dada la avanzada edad que tiene la señora a la que acompaño, son muchos muchos los años que carga ya y eso siempre es un riesgo, aunque yo se muy bien que la edad no quiere decir nada, la ley de vida con ella no siempre se cumple, aunque es de lo más normal que por regla general así sea y falten antes los que pasan los 90 que otros 30 o 40 años más jóvenes, pero si siempre fuera así, yo no habría perdido a mi hermana con 54 recién cumplidos.
Pero a lo que vamos, menos mal que Dios ha querido que tuviera trabajo en estos momentos, porque de haber seguido en mi casa parada, me habría vuelto loca en estos 20 días.
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