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Tener el libro de mi hermana después de que la cruel y demoledora enfermedad del ELA nos la arrebatase el pasado 4 de agosto de 2015, me causa un tremendo dolor porque no tenía que haber sido así de su existencia. El libro debía existir, si, pero ella también.
A las dos no gustó siempre escribir y nunca nos faltaron, primero nuestras libretas y más tarde nuestros blogs, la ilusión de publicar tampoco faltaron, pero jamás, JAMÁS se nos pasó nada parecido a cuanto aconteció más tarde y que ninguno en la familia acabamos de encajar.
Para mi personalmente, la partida de mi hermana como la de mi madre, han dejado tal vacío en mi corazón, que lo único que se con certeza es que jamás lo aceptaré. Aprenderé a vivir con su falta porque eso es, si o si, pero aceptar su partida...
Tengo su libro que me regalaron sus hijos siempre a mi lado y Dios sabe cuanto se lo agradezco a los tres, pero también sabe y que me perdone por ello, que la enfermedad de mi hermana ha sido tan injusta de verdad y tan tremendamente cruel, que Señor, mantener la Fé cuesta después de esto, aunque también reconozco que si no fuera por ella, ni me levantaría de la cama.
Yo soy la mayor de los hermanos, de todos y lo último que hubiese querido, era despedirme de ninguno de esta vida. Ellos son casi como hijos para mi, los he criado junto a mi madre, a unos más que a otros por la diferencia de edad con ellos, pero con mi hermana era más especial. Ella era la quinta de ocho hijos que tuvieran mis padres y mi única hermana entre todos ellos, mi princesa, mi muñeca con vida propia, yo era su "mamá" de niñas y ahora que no está, el vacío que hay en mi corazón es indescriptible.
Me he precipitado de modo vertiginoso en mi propio vacío ante su ausencia y aunque sería fácil pensar que sigue en Sevilla, en su casa y con su familia, no dejaría de ser una quimera, un bonito y falso sueño en la más dolorosa realidad.
Este libro nunca debió nacer de este modo, ella mereció "parirlo" como casi hasta el final lo escribió, llena de vida.
Aún no puedo leerlo unos minutos (lo fuí leyendo en su blog mientras lo escribía) sin que mis ojos se llenen de lágrimas, pero sigo leyendo ante la certeza de que eso, nunca podré conseguirlo.