Descansa más quien perdona que quien es perdonado y es muy fácil ver como a veces la insistencia de la persona que te hirió ante su súplica de que la perdones lo único que realmente busca, es aliviar su conciencia por su daño gratuito hacia ti. En realidad no sufren porque no la perdonemos, sufren por no poder perdonarse a ellas mismas ante la crueldad con la que actuaron en un momento dado. Por eso, sirve de poco para ellas el ser perdonadas por los demás, mientras sigan sintiéndose culpables por lo que hicieron no alcanzarán paz, sin embargo esa paz, si la alcanzamos los que perdonamos, es una pena que no sirva para sentirse bien las dos partes, pero es así. Yo puedo perdonar y he perdonado, lo que no estoy muy segura es que mi madre allá donde esté lo haya hecho también y eso si que es verdad que es lo que más puede mortificar a quien me hizo tanto daño. Como madre, a mi me costaría mucho perdonar el que a mi hija le hicieran lo que me han hecho a mi y no una vez, sino dos, pero en este caso es algo que ya escapa de mis manos. Te perdoné porque mi dolor va menguando y mi cariño hacia ti sigue siendo más grande que todo lo sucedido, porque siempre pongo la balanza (soy libra) y mi amor sigue pesando más que tu metedura de pata. De cualquier modo siempre digo que aquí estamos todos pendientes de Juicio, mientras nos llega, intentemos alcanzar la paz por nuestros errores lo mejor que podamos y eso empieza, por perdonarnos a nosotros mismos y después...Dios dirá.
Me gustaría perderme en una isla desierta, donde nadie me llamara, ni me hablara, ni tratara de consolarme o de controlarme en la distancia, donde no escuchara reproches ni amenazas soterradas, donde faltando el amor, el odio no me alcanzara. Necesito aislarme del mundo totalmente, en estos momentos me sobra todo, que curioso, como puede sobrarle todo quien todo le falta??, sin embargo es lo que siento. Me molesta hasta los buenos días de los vecinos, me angustia esta soledad invadida constantemente por fantasmas del pasado y del "presente" que tampoco faltan. Me tratan de depresión cuando es pura cordura y desengaño lo que me está matando,pastillas para intentar relajarme cuando lo que desboca mi corazón son mil decepciones de los que más quiero y me niego ante la evidencia de sus conductas, Estoy harta de este "circo" que me rodea y de sentirme el bardo protagonista y todo para que??, siento que me estoy dejando la vida en algo que jamás me va a compensar de tanto sufrimiento vano y sin embargo, mi empeño en tratar de aparentar que todo está bien. es solo una mentira, mentira que aunque yo la odie y la diga una vez tras otra, no es más que lo que los demás desean escuchar y punto. Es mejor no entrar en profundidades, es más fácil decir estoy bien y todos contentos, de todos modos, aunque digas lo contrario los demás hacen oídos sordos, por lo que de nada sirven las palabras. Ni siquiera el silencio siendo lo más ensordecedor que hay, puede abrir la más mínima fisura que de pie a una conversación en busca de soluciones de todo tipo ante problemas más imaginarios e inconados que crudas realidades. Por todo ello quisiera huir, desparecer del mapa, dejar de ser la protagonista y el bardo de este lamentable "circo".
A veces la vida azota como como el mar embravecido en la peor de las tormentas al mejor de los barcos, al más estable y seguro que como a las personas, de poco va a servir cuando la meta es que aprendamos algo, que nos hagamos más fuertes y sabios, más grandes como personas y mejores seres humanos. La mayoría de las veces nos negamos a ciertas pretensiones de "la vida", que se empeña en enseñarnos a coste de puro sufrimiento y es normal, a nadie nos gusta sufrir, sin embargo a la larga, siempre o casi siempre merece la pena por lo mucho de la enseñanza que nos deja y que tan valiosa resulta al final. Lo que más nos cuesta a los seres humanos es aceptar, aceptar los cambios máxime cuando son a peor en un momento dado, es más duro de lo que pueda parecer y pensarse en un principio, sin embargo solo cuando lo aceptamos estamos en disposición de luchar contra las adversidades derivadas de los mismos e intentar de nuevo coger las riendas de nuestra vida.