viernes, 31 de octubre de 2014

UNA MANTA QUE GUARDAMOS LOS HIJOS


Anoche me dormí como media hora en el sofá mientras veía la tele y con eso fue suficiente para estar despierta hasta casi las seis de la mañana, sin embargo a las nueve y algo estaba de pie,(duermo tan poco...).
Sobre las 11 me llamó al portero alguien y pensé que sería el panadero, que aunque a quién le trae el pan es a una vecina de mi planta, no se por qué, siempre me toca a mi abrirle la puerta de abajo.

Me equivocaba porque no era el sino Miguel, mi vecino de 92 años quién me invitaba a un café si quería bajar, pobre Miguel, se aburre mucho y es que es demasiado mayor para estar solo, pero los hijos poco asoman por aquí, a ecepción de su Paco y señora que si vienen todos los lunes a verlo y a quienes conozco, sin embargo tiene una hija, que ni siquiera llama a su padre para ver como está, ni si come o no, Miguel no está para trastear con el fuego y mucho menos para mantenerse de unas "palmeritas" cada día con unos vasos de cola cao que es lo que toma.

Esta hija, que es viuda y tiene de sobra tiempo para atender a su padre, pasa de el como de la mierda pasamos los demás, pero hijos tiene y con la misma manta que está arropando a su padre hoy, la arroparán sus hijos cuando llegue...su último invierno.


LAURA

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